miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Ley Orgánica de Educación: sobre su dimensión social


La educación como sistema de desarrollo social proporciona herramientas que permiten conocer el entorno político-social en que vivimos, y si se orienta en su justa dimensión, el producto de la educación ha de ser indivíduos conscientes que son parte de una sociedad pluricultural, de la cual reciben y a la cual deben retribuir beneficios; individuos de alto sentido democrático y con espíritu amplio de igualdad, colaboración, solidaridad y corresponsabilidad, que han internalizado como deber participar activamente en la construcción y el fortalecimiento de un Estado de Justicia. Ergo, individuos con hábitos de convivencia y cooperación para producir, no en beneficio de unos pocos, sino en función del mayor beneficio social, sirviéndose sirviendo a los demás.

Esta concepción de la educación presupone una organización que tiene como referente la justicia. Es en esta orientación que se enmarca la recientemente promulgada Ley Orgánica de Educación (agosto de 2009), a la cual haremos referencia como LOE. En efecto en su artículo 3, la LOE señala “La presente Ley establece como principios de la educación, la democracia participativa y protagónica, la responsabilidad social, la igualdad entre todos los ciudadanos y ciudadanas sin discriminaciones de ninguna índole, la formación para la independencia, la libertad y la emancipación, la valoración y la defensa de la soberanía, la formación en una cultura para la paz, la justicia social, el respeto a los derechos humanos, ... “ y más adelente, en el mismo artículo “Igualmente se establece que la educación es pública y social, obligatoria, gratuita, de calidad, de carácter laico, integral, permanente, con pertinencia social, creativa, artística, innovadora, crítica, pluricultural, multiétnica, intercultural, y plurilingüe”.

Es esta orientación social y la masificación de la educación en función de la formación académica de las mayorías a lo que se oponen las élites oligarcas y sus acólitos, opuestos todos a los necesarios e imperativos cambios que en el campo de la justicia social auspicia la Revolución Bolivariana. Pero esa oposición a la educación de las masas ni es nueva ni es reciente. El mismo Libertador Simón Bolívar y su maestro Simón Rodriguez fueron blanco de la oposición despótica que los oligarcas de su época ejercieron frente a ésta necesaria y loable iniciativa. De hecho, la necesidad en ese resplandor de la educación con justicia ya lo reclamaba El Libertador, cuando en su discurso ante el Congreso de Angostura exclama “Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”. 

Así, este carácter de la educación representado en la LOE es la respuesta natural y largamente esperada a los patrones que limitaron la obra educativa, los cuales fueron instaurados en el país ya desde el siglo XIX por las élites oligarcas, que de una u otra forma habían tomado el control de todas las estructuras político-social de la nación, implantando, entre otros, patrones conducentes a la explotación del producto de la educación bajo consignas engañosas auspiciando la privatización de las instituciones y promoviendo al consumismo como mecanismo regulador de la economía, todo ello en el contexto de una democracia representativa y una democracia social, sistemas estos en que el tener, valor sagrado de la sociedad de consumo, prevalece, o se le da preponderancia, sobre el ser
 
En el proyecto de ciudadanos formados bajo la acción de la LOE se cambia esa concepción mezquina y excluyente. La claridad en los cambios introducidos por la LOE ya los había expresado el maestro Luis Beltran PrietoFigueroa “...se trataría de formar un hombre que no fuese como los productos del humanismo clásico, un ser con la mirada fija en el pasado, lleno de teoría, de principios sin aplicarlos al quehacer contemporáneo, ni de la formación de un técnico deshumanizado, incapaz de comprender el ligamen de solidaridad entre los hombres que trabajan juntos para alcanzar el progreso, no para el beneficio individual solamente sino para el beneficio de todos” (en su ensayo Una Educación paraAmerica Latina).

Más aún, el sistema de educación que se representa y se manifiesta en la LOE es uno con valores distintos a los de la competencia, los cuales intrínsecamente llevan consigo al egoismo y al individualismo enfermizo como valor fundamental, expresado y enfatizado en el tener. En contraposición, en la LOE se internaliza el valor fundamental del ser: cada cual debe ser considerado por su ser y no por lo que tenga. 
 
Importante es también mencionar que mientras las así denominadas democracias representativa y social, esquemas de dominación instaurados por las élites oligarcas, bajo subterfugios engañosos promueven el acceso a los derechos en el contexto de lo que denominan Estado de Derecho, es claro que estos derechos no son viables a las mayorías sin la existencia de un Estado de Justicia
 
Es en el establecimiento del necesario Estado de Justicia que también debemos hablar del Estado Docente, el cual, como se establece en el artículo 6 de la LOE tiene entre otras de sus competencias dirigir, supervisar, y orientar la educación en sintonía con los Planes de la Nación, todo ello dentro del marco de la democracia protagónica y participativa. 
 
En este punto es importante citar nuevamente a Luis Beltrán Prieto Figueroa cuando, en su ensayo Una Educación para America Latina, con elocuencia establece que “Solo es posible educar para la libertad en un mundo liberado. Se plantea entonces la alternativa, no de cambiar la educación sino de cambiar la sociedad existente por una más humana, más justa, sin explotados ni explotadores, pero ello es labor previa o concomitante en la cual estaría comprometido el pueblo entero”. O como se debatía recientemente en la cumbre de Copenhagen: ¨no cambiemos el clima, cambiemos el sistema”. Finalizamos convencidos que la LOE es el reflejo de estar caminando en la dirección emancipadora que nos trazaron El Libertador y su maestro, Simón Rodriguez.

Sergio Rojas
Profesor del Departamento de Física
Universidad Simón Bolívar, Venezuela
 

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